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CIUDAD DE MÉXICO, 28 de junio de 2025.- Los adultos mayores están invisibilizados debido a mitos o ideas como el hecho de que ya no son productivos o cumplieron su ciclo, a lo cual se le conoce como edadismo, consideró la investigadora de la Escuela Nacional de Trabajo Social (ENTS), Graciela Casas Torres.
La también coordinadora del Centro de Investigación y Estudios de Trabajo Social en Gerontología de esa entidad universitaria comentó que esas opiniones suelen escucharse como “bromas”: roban oxígeno o hay que dejarle paso a otras edades, sin tener conciencia de que ellas y ellos contribuyen al desarrollo de la sociedad, son valiosos, tienen derechos y deben ser reconocidos.
Hace falta hacerlos más visibles. Si bien se ha avanzado con las acciones del gobierno federal, por ejemplo con las pensiones no contributivas, también se requiere mayor participación social.
La UNAM refirió, que de acuerdo con la Convención Interamericana por los Derechos Humanos, la vejez es una construcción social de la última etapa del curso de vida, rememoró la universitaria durante el programa de Radio UNAM y la ENTS Vida Cotidiana. Sociedad en Movimiento.
La integrante del Comité de Gestión por competencias de la Geriatría del Instituto Nacional de Geriatría estimó que esa definición puede aplicarse en diversas circunstancias de la vida, por lo que se debería aclarar que esta etapa tiene que ver con la historia de existencia y que se refiere al último momento del curso vital.
En México, abundó, inicia a los 60 años y se caracteriza por el descenso gradual de las capacidades físicas y mentales, además del aumento de enfermedades, por ejemplo.
Según cifras de la Organización Mundial de la Salud, una de cada 10 personas de 60 años y más ha sido víctima de malos tratos, sufrido discriminación y exclusión social, lo que representa un problema que afecta la salud y las garantías inalienables de esta población.
Además, la Organización de Naciones Unidas informa que una de cada seis padece algún tipo de abuso en entornos comunitarios; se estima que para 2050 una de cada cuatro personas en México será mayor de 60 años, alcanzando 24.1 por ciento de la población total.
Según el Instituto Nacional de Estadística y Geografía, la Ciudad de México es una de las urbes más envejecidas, con el 21.1 por ciento de su población adulta mayor. En el segundo trimestre de 2022 en nuestra nación residían casi 18 millones de 60 años y más, lo que representa el 14 por ciento de la población que sufre algún tipo de maltrato, principalmente por hijos, hijas, pareja o familiares.
Casas Torres comentó: Tenemos que tomar conciencia del abuso y maltrato, porque siempre se busca una vejez digna –que implica ser merecedor de algo, de respeto-. Todas las personas mayores debemos tener condiciones sociales, familiares, individuales, económicas y comunitarias como lo establece el artículo primero de la Constitución, en el sentido de que deben gozar de las prerrogativas inalienables.
Tenemos derecho a la vivienda, alimentación, cobijo, educación, trabajo, y sobre todo a la muerte digna. El problema es que la idea que prevalece en la sociedad es que vale más la juventud o el dinero, acotó.
La universitaria explicó que se debe generar un cambio de cultura y dejar de lado actitudes como el hecho de esconder su edad para evitar recordar que es “viejo o vieja”, algo directamente relacionado con una valoración hacia las personas mayores, y eso es el primer maltrato o descalificación.
Casas Torres agregó: La indiferencia u omisiones son una agresión y maltrato, además de la afectación psicológica, la violencia o el despojo de propiedades o bienes.
La investigadora comentó que las casas de retiro son una posibilidad aunque no la aspiración, pues se debe construir una vida comunitaria más armoniosa.
Es necesario identificar que hay diferentes tipos de vejez, entre más años tenemos nuestra experiencia de vida nos define, además de que no es lo mismo vivir en la ciudad que en un estado o población rural indígena, con un nivel educativo, concluyó.